Una reforma, ideal para que nuestra segunda residencia ‘se alquile sola’

En pleno 2021, ya podemos decir que existe una fiebre tremenda por el alquiler en lugar de por la compra en propiedad. Aunque nos referimos a términos genéricos, pero es cierto que esa hipótesis cobra especial fuerza si la trasladamos a un asunto como lo es la vivienda. Como seguro que muchos y muchas sabéis, el alquiler de vivienda es ya más habitual que la compra en propiedad y esa es una verdad irrefutable. Y es que no todo el mundo tiene la seguridad de residir en un mismo lugar durante muchos años.

Esto ha abierto los ojos de muchas familias que, animadas por el ‘boom’ del alquiler, han decidido dar uso a sus segundas residencias alquilándolas y sacando, de ese modo, un beneficio de ellas. Es lo que ha venido ocurriendo durante los últimos tiempos en nuestro país, un entorno en el que los ingresos de muchas familias todavía no han sido lo suficientemente estables como para apostar por una vivienda propia. El alquiler, a causa de esto, se ha convertido en un fenómeno estatal que va más allá de sus baluartes básicos, como lo son Madrid, Barcelona, Sevilla o Zaragoza.

Una noticia que fue publicada en la página web de RTVE informaba de que el 45% de las personas que viven de alquiler en España no se puede permitir comprar una vivienda o un piso en propiedad, lo que refrenda lo que os hemos venido comentando hasta ahora. Es evidente que el alquiler, aunque es un pago a realizar durante toda la vida, genera más seguridad en el sentido de que no nos hace estancarnos en un sitio. Y es que la gente tiene miedo de estancarse en un lugar sabiendo que su centro de trabajo podría cambiar en cualquier momento.

Otra noticia, en este caso de El Mundo, asegura que un 16% de los españoles tiene dos o más viviendas, lo que les permite tener la posibilidad de alquilar aquella vivienda o piso que no tengan pensado utilizar y obtener un ingreso extra que, desde luego, siempre nos puede venir bien. Son muchas las familias que ya se han planteado algo parecido a esto hasta esta fecha, sobre todo desde la crisis económica que empezó en 2008 y que hemos venido notando hasta no hace demasiado tiempo (en el año 2016 ya podíamos comprobar la existencia de una cierta mejoría).

Resulta que alquilar, en muchas ocasiones, no es tan fácil como parece aunque haya mucha gente en España que prefiere alquilar a hacerse con una vivienda en propiedad. Por eso, según los datos que manejan desde Grupo Navitec, todas esas personas que apuestan por poner su vivienda en alquiler se decantan por realizar reformas. Este es un aspecto que resulta vital si lo que queremos es convencer a muchas personas de que nuestra vivienda es la ideal para que residan durante los próximos meses y años. Una reforma, por tanto, es una inversión más de presente que de futuro.

Una inversión que hay que hacer tarde o temprano

Está claro que la reforma de una vivienda es algo inevitable, se tiene que producir antes o después si no queremos que se quede en un estado ruinoso. Las segundas residencias, que además son más antiguas que las primeras en la inmensa mayoría de los casos, necesitan una reforma antes que estas últimas por motivos que resultan obvios. Y es que el paso de los años tampoco pasa en balde para los edificios y las viviendas que puedan llegar a situarse en su interior. Es algo que podemos considerar lógico y normal.

La inversión que conlleva esa reforma, por tanto, es algo inevitable. Si no se quiere asumir, la mejor alternativa pasa por vender la vivienda… si es que existe un comprador, una cuestión que es bastante complicada, tal y como os venimos comentando a lo largo de todo este artículo. Está claro que reformar para alquilar es algo que implica una rentabilidad que, además, es bastante inmediata ya que, en muchos casos, después de un par de años ya se ha cubierto la totalidad de los gastos ocasionados por dicha reforma. Desde luego, con estos datos… el consejo se da solo.

Es evidente que, de cara al futuro inmediato, seguirán siendo muchos españoles los que alquilen esas segundas residencias a las que les hemos dedicado un espacio central en este texto. Ya no es ningún secreto la rentabilidad de estas operaciones y, obviamente, esa rentabilidad es el objetivo, el fin último, que persiguen todas esas personas que, con lo que obtienen de la cuota mensual abonada por sus inquilinos, tienen como para ir pagando una hipoteca o el alquiler de un sitio que, a su juicio, se amolde más a sus intereses.

 

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