Son muchos los malos hábitos que vamos adquiriendo a lo largo de la vida y que no siempre se corrigen. Hay muchas cosas que, desde luego, podemos evitar y que, de hecho, debemos evitar por el bien de nuestra salud y por el de nuestra imagen. En los párrafos que siguen, vamos a hablar de uno de esos hábitos, el del tabaquismo, que no tiene ni una sola cosa buena y que afecta a esas dos cosas que hemos comentado: la salud y la imagen. Y es que se nos ocurren pocos hábitos que tengan peores consecuencias que fumar.
Lo primero que queremos es hacer un diagnóstico sobre la situación del tabaco en el interior de nuestras fronteras. Se trata de un negocio que tuvo problemas durante la pandemia porque se establecía que los fumadores, muchos de los cuales pueden llegar a tener o ya tienen problemas respiratorios, podían ser población de riesgo en lo referente a la enfermedad, así que muchos de ellos limitaron su consumo. Por otro lado, hay que decir que no se podía salir libremente a la calle a comprar aquello que nos viniera en gana. Los estancos estaban cerrados y la gente, confinada. Por tanto, fumar dejó de ser algo tan habitual como venía siendo.
Pero lo cierto es que el negocio del tabaco sobrevivió a la pandemia. De eso habla un artículo publicado en la página web del diario 20 Minutos y que hacía referencia a que el mercado del tabaco había ascendido en España después de la pandemia como consecuencia de la vuelta a la normalidad especialmente en lo que al turismo se refiere. La verdad es que no era una buena noticia porque, para qué engañarnos, teníamos la esperanza de que, después de la pandemia, hubiera mucha gente que se planteara el seguir fumando y destrozando su salud o no.
También os diremos otra cosa: sí, el negocio del tabaco sigue vivo, pero se encuentra en un pésimo estado de forma. De acuerdo con una noticia que es propiedad del diario El País, en 2024 el tabaquismo había caído bruscamente en España y se situaba en su nivel más bajo en 30 años. Estamos hablando de una cuestión que pone de manifiesto que hay personas que han abierto los ojos y que han empezado a poner de su parte la fuerza de voluntad necesaria como para dejar de lado un hábito que no es bueno para la salud y que, además, provoca la existencia de un montón de inconvenientes en todos los sentidos de la vida.
El tabaco contra la salud: un mal que todo el mundo sabe que lo es
A nadie le parece raro que digamos que el tabaco es perjudicial para el ser humano. Estamos hablando de uno de los principales causantes del cáncer de pulmón, que es una enfermedad que cada año se lleva por delante la vida de miles de personas en el interior de nuestras fronteras. Y es que el tabaco es un vicio que nos ocasiona problemas de todo tipo. La salud cardiovascular empeora de una manera muy grande, perdemos capacidad respiratoria, nos asola la tos… Y todo eso, ¿para qué? ¿Para hacernos más interesantes a ojos del resto? Creemos que se consigue justamente lo contrario.
Además, es posible que tendamos a perder sentidos como el olfato o el gusto, con todo lo que eso implica para nuestra vida diaria. Y es que, como estábamos diciendo más arriba, el tabaco no aporta ni un solo beneficio a la vida de las personas. Por eso es especialmente triste que haya habido tanta gente que lo ha consumido a pesar de ser consciente de todas y cada una de las desventajas que se producen con su consumo. No cabe la menor duda de que tenemos que mantener la esperanza de que las personas que consumen tabaco se den cuenta, más antes que después, de los peligros que esto tiene para la salud propia… y para la de las personas que se encuentran a nuestro alrededor.
Debemos tener especial cuidado con quien tenemos alrededor si somos fumadores. Las personas también pueden ser fumadoras pasivas y aquí es donde podemos perjudicar a quienes padecen problemas respiratorios o a grupos de población como lo son los niños o los ancianos, especialmente si convivimos con ellos y fumamos a una distancia muy corta de ellos. Hay que velar por la salud de todo el mundo y una de las medidas que debemos tener siempre en consideración es la de procurar que la menor cantidad de personas posible tenga relación, ya sea directa o no, con el tabaco.
Precisamente por lo que estábamos comentando más arriba, a nosotros nos ha parecido siempre positiva cualquier medida que se haya propuesto en relación a la eliminación del tabaco en determinados ámbitos. Es verdad que cada vez hay menos espacios públicos en los que se pueda fumar, pero es que estamos hablando de algo necesario. Es lógico que a menos de 200 metros de un colegio o un instituto no se pueda fumar porque eso atenta de una manera directa contra la salud de los y las más jóvenes. Aunque estamos comentando medidas que han sido duramente críticas en sus primeros momentos de vida, al final se han convertido en algo necesario para la vida y el bienestar de los ciudadanos y ciudadanas de nuestro país.
El tabaco contra la imagen: el olor de tu cuerpo y el de tu ropa no será el que quieres
Pero es que el tabaco es malo también para otras cosas que no tienen nada que ver con la salud. Especialmente en lo que tiene que ver con el olor. Ya sabéis que el olor que se desprende del humo del tabaco no es en absoluto el mejor perfume. Y, por desgracia, estamos hablando de un olor que se pega muy fácilmente a nosotros, tanto a nuestro cuerpo como a nuestra ropa. Por tanto, también debemos valorar todo lo que tenga que ver con esto para cuidar de una imagen que no se reduce solo a cuidar de la apariencia física. Y es que el olor también juega un papel muy importante en lo que está relacionado con causar una buena impresión en los lugares a los que acudimos.
Solo tenéis que acudir a un lugar en el que haya una alta presencia de personas fumadoras para daros cuenta de lo que estamos hablando. Cuando salgamos de ese lugar y queramos oler nuestra propia ropa, podemos llevarnos un buen disgusto. Y la verdad es que esto, que tan repugnante nos puede parecer ahora, es algo que ocurría a menudo cuando todavía se podía fumar dentro de los establecimientos de ocio y hostelería. Ni que decir tiene que la vida es mucho mejor ahora que no tenemos por qué pasar por el mal trago que suponía estar metidos en un sitio así y rodeados por humo de tabaco.
Hay pocos olores que sean peores que el que tiene el tabaco. Desde luego, cada día tiene más detractores y es bastante lógico que así sea, para qué nos vamos a engañar. Es normal que, si queremos tener gusto cuando vestimos, queramos evitar olores como del que estamos hablando. Esto es lo que ha llevado a mucha gente a querer dejar de fumar según nos cuentan las personas que gestionan el servicio de deshabituación del tabaco en la farmacia El Ancla de Huelva. Es importante que la gente tenga a mano un servicio que le ayude a dejar de lado un hábito tan negativo como este y que tantos y tantos problemas nos puede ocasionar a lo largo de la vida.
Además, el olor del tabaco se pega a la ropa sin que prácticamente nos demos cuenta de ello. Lo habréis notado alguna vez, sobre todo cuando vais a una casa en la que la mayoría de sus miembros fuma, nos adaptamos de alguna manera ese olor o lo soportamos durante ese periodo en el que estamos allí, y después, cuando nos vamos a ir, descubrimos que nos hemos llevado de alguna manera ese olor impregnado en la ropa. Directamente, sentimos la necesidad de mandar todas y cada una de esas prendas a la lavadora. Y ocurre algo parecido con el pelo, que adopta ese olor y nos obliga a ir directamente a la ducha en una gran cantidad de casos.
Muchas personas, por suerte, son conscientes de todos los males que están asociados al tabaco. Y esa es una buena noticia. Hay pocos productos que sean consumidos en masa que y que sean tan perjudiciales para la salud de las personas y para la imagen de las mismas. Creemos que, de cara a los años que están por venir, se va a reducir todavía más la cantidad de personas que lo consumen. Hay que hacer todo lo posible para mitigar ese tipo de productos y hacer posible que la gente tenga una vida marcada por el bienestar y todo aquello que sea saludable. Notaremos y mucho la mejoría tanto a nivel individual como colectivo.