La historia del maquillaje se inició hace varios miles de años. Para algunos, tiene su origen en las primeras civilizaciones rudimentarias, época en la que el maquillaje se obtenía a partir de productos que se hallaban en la naturaleza. Arcilla, tierras coloradas y algunos productos que se conseguían de grasas animales servían para realizar los pigmentos con los que las mujeres del Paleolítico pintaban su cuerpo. A pesar de no saber si estas costumbres se llevaban a cabo con fines estéticos, o si esta pintura servía para comunicar algo concreto, lo cierto es que ya desde la época Prehistórica se recurría al uso de pigmentos.
Egipto
Los egipcios utilizaban los diferentes pigmentos como protección solar y porque consideraban que les ayudaba a no contraer enfermedades. Y quizás no iban tan desencaminados. Para maquillarse los párpados usaban kohl negro y otros polvos que contenían sales de plomo. Según argumentaron unos investigadores franceses hace algunos años, en 2010, las sales de plomo reducían la producción de monóxido de nitrógeno, lo que suponía un fortalecimiento del sistema inmunológico y, por tanto, la prevención de infecciones oftálmicas de la persona que los utilizaba.
“En el siglo I. a.c. Cleopatra redactó su manual de maquillaje, lo que hizo fue aglutinar los saberes del viejo Egipto que hacían referencia a coloretes, cremas, pastas y perfumes. La que fuera una de las amantes de Julio César y Marco Antonio pintaba sus ojos de verde, sus labios de negro con reflejos azulados, daba tonos rojizos a manos y pies, y las venas de los pechos, siempre al descubierto, se señalaban con azul”, nos cuentan los trabajadores de Escuela de Maquillaje CR.
En el Antiguo Egipto se desarrolló el concepto de belleza social, que requería lucir una piel bronceada con ojos grandes delineados con líneas gruesas y oscuras y labios en tonos terracota. Para ello utilizaban tierras, cenizas, óxido de hierro y tintas que aplicaban con un pequeño cepillo.
Grecia
los griegos crearon el concepto de la estética, el culto al cuerpo, los ejercicios físicos, los masajes, y los baños; ejerciendo la mayor influencia en las culturas occidentales posteriores. Con las conquistas de Alejandro Magno llega a Grecia el maquillaje que es usado, fundamentalmente por las cortesanas. Ellas se coloreaban la cara, se espolvoreaban de oro, blanco y rojo, teñían las cejas y prolongaban sus pestañas y marcaban el contorno de sus ojos. También se aromatizaban el aliento llevando en la boca líquidos o aceites balsámicos y removiéndolos con la lengua y escupiéndolos discretamente en el momento oportuno.
Roma
Los romanos de sus misiones en Oriente regresaban cargados de cosméticos y perfumes razón por la cual se excedían en el uso de los mismos. Se blanqueaban la piel con una mezcla hecha a base de yeso, harina de habas, tiza y albayalde (carbonato cálcico de plomo); las pestañas se ennegrecían utilizando una mezcla de huevos de hormigas o moscas machacadas y utilizaron el invento egipcio, el Kohl, para maquillarse y oscurecer sus párpados. Desarrollaron productos con un origen estético y con propósitos de uso médico, tratamientos para la calvicie, la resequedad, los brotes, etc.
Edad Media
Así, tras la caída del imperio, en la Edad Media tanto la importancia dada al cuidado estético como el aseo personal decaen, pasado este período florece el humanismo, las artes y las ciencias y se vuelve al canon de belleza de los clásicos retomando a la par el interés por el maquillaje en el Renacimiento. Los cosméticos retornan con inusitada fuerza. En Italia la estética femenina envuelve la vida renacentista. Los monjes de Santa María Novella en el siglo XVI crean el primer gran laboratorio de productos cosméticos y medicinales.
Años 90
Los noventa marcaran una mezcla de estilos que resurgen por temporadas siendo la comodidad la búsqueda principal. La industria de la moda se vuelve muy potente a nivel mundial. En cuanto al maquillaje se retoma el aspecto natural, muy difuminado, y brillos denominados gloss para los labios dando un aspecto fresco. En cuanto al ámbito artístico el maquillaje se vuelve imprescindible en las producciones de cine, televisión y teatro entre otras artes escénicas y del espectáculo ya que las condiciones de iluminación de estos espacios inciden en el color de piel de los actores y actrices. El maquillaje es una herramienta esencial para la credibilidad de la imagen.